Conflicto AFE–LaLiga: muy evitable, pero con un trasfondo tétrico.

Mateo Gallagher (Editor) · 20-10-2025 18:24

@mateogalla


Tebas no rebaja el tono
Tebas no rebaja el tono - Mateo Gallagher

La AFE ha lanzado una serie de acciones cuyo motivo, según explican en su propia web, «los futbolistas protestarán de forma simbólica como reivindicación por la falta de transparencia, diálogo y coherencia de LaLiga».

 

La queja es clara: a la hora de organizar este partido no se ha consultado a los jugadores ni a sus representantes, que podrían haber sido los capitanes o el propio sindicato.

 

No hay más reivindicaciones. Nada más allá de eso, al menos según lo que han declarado. Simplemente no se les ha tenido en cuenta. Como a cualquier ser humano, nos gusta sentirnos parte del entorno que nos rodea: de nuestra familia, de nuestro trabajo, de nuestros amigos. Todos queremos ser partícipes, todos queremos que se nos tenga en cuenta.

 

Esto podría haberse resuelto con un simple gesto de sinceridad. Imagínense algo así:

«Disculpad, chicos. Entre que las negociaciones han sido complicadas y que tenemos mil cosas sobre la mesa, no hemos podido convocaros. Pero queremos solucionarlo: hablemos, queremos que estéis a gusto y seáis partícipes».

Pero no veremos nada de esto.

 

El sindicato ha elevado el tono realizando un parón simbólico de unos segundos al inicio de los partidos. Solo para llamar la atención, para expresar que están realmente molestos. La reacción de LaLiga, a través de su presidente, ha sido reveladora. Por un lado, se ha presionado para que las retransmisiones televisivas camuflen ese momento. Salvo en el partido de Movistar+ del domingo —donde incluso se narró el parón y se explicó su causa—, se ha cedido. Por otro lado, se les ha tachado de exagerados: qué quieren, si se les paga bien, viven como curas… deben acatar y callar. Son unos privilegiados.

 

Y es que estamos ante un trasfondo que va mucho más allá de una fricción puntual. En España persiste una relación tóxica entre empresarios y trabajadores. Unos piensan que los otros son vagos; los otros, que los unos son ricachones explotadores. Y así nos va: relaciones tensas, desconfiadas, exageradas, polarizadas. ¿Encajan estos adjetivos en esta situación? Parece que sí, ¿verdad?

 

¿Cómo va a superar LaLiga a la Premier u otras competiciones en innovación si siguen vigentes los viejos modos aristocráticos, clasistas, de señoritos de latifundio?


Empecemos por normalizar la discrepancia y el conflicto. Aprendamos a tender puentes. Es más fácil —y más satisfactorio— de lo que parece.


Comentarios y análisis de quinielistas