El cuarto árbitro negaba con la cabeza mientras Simeone señalaba a la grada desesperado. Pero no había apelación posible, era roja y expulsión. Escoltado por la policía británica, se introdujo en el túnel de vestuarios acatando su sentencia. Era el punto final a una serie de sucesos trágicos como sólo las noches de fútbol europeo pueden brindar.
Y es que el partido empezó cuesta arriba para los rojiblancos. Un inspirado Salah asistió (más bien hizo rebotar su disparo) en el minuto 4' y marcó él mismo en el minuto 6' para poner el partido de cara para los intereses de su equipo. Iban 2-0 nada más comenzar y las dudas del inicio de temporada de Atlético se materializaban ante nuestros ojos. Todo hacía presagiar una noche tenebrosa, un baño histórico. Pero el destino tenía otro guion.
El Atlético fue el Atlético a partir de ese momento. Se volvió correoso, incómodo, agresivo defensivamente. Esa actitud que amarga la voluntad de cualquier equipo, por muy bueno que sea. Y en eso el Cholo es un maestro. Llegó la recompensa al filo del descanso, cuando todos estaban pensando en refrescar cuerpo y mente. Marcos Llorente, que mantiene un idilio difícil de explicar en Anfield, marcó después de una jugada de su equipo para ponerse 2-1. El gol bien pudo anularse por fuera de juego posicional de Griezmann, pero finalmente, por el bien del fútbol, se concedió el gol.
Hay que decir que en la segunda parte el Atlético fue a por el partido. Arriesgando, lo que le hizo conceder ocasiones, pero sabiendo a lo que jugaba. Tiene mérito. Y otra vez Marcos Llorente, con una volea espectacular desde fuera de la frontal del área, lanzó un misil inapelable que encontró la jaula. Un milagroso 2-2 se instaló en el marcador. El futbolista rojiblanco ha marcado un total de 7 goles en Champions. 4 de ellos han sido en Anfield. Expediente X. Récord que comparte con Benzema.
Corría el minuto 81', los madrileños saboreaban el empate. Pero no sabemos qué tiene el Atlético con los córners pasado el minuto 90'. Después de conceder unos cuantos, Van Dijk, invocando a Ramos pero un minuto antes, en el 92', se elevó para clavar un testarazo imparable. 3-2. Un jarro de agua fría para acabar. Todavía Sorloth pudo arañar el 3-3 en el último suspiro, pero no está el noruego para épicas.
El incidente
Como tantas veces el ser humano trata de tomar bandos, uno u otro. Cuando en la mayoría de los casos, ambos tienen parte de responsabilidad, si no toda, en conductas execrables. Si diseccionamos mínimamente el incidente, podemos concluir que no es admisible tener que aguantar a un energúmeno insultándote 90 minutos. Una entrada no te da derecho a insultar, algo que parece no entenderse en el fútbol. Y en tu sueldo, como profesional, también va el aguantar esto. Una cosa no quita la otra.
Decía Iturralde que hay otra posibilidad. Es simple: vas al cuarto árbitro y dices que hay alguien del público que te insulta. En ese momento se activa un protocolo, se para el partido, se echa al personaje vandálico y a seguir. Pero a Simeone, con las pulsaciones a 160, no era lo único que le hizo saltar. El gol de Van Dijk en el 92' seguro que tuvo algo que ver.